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Vestidos largos de fiesta

Viviendo mi sueño con estilo propio

Si algo puedo de decir de mi vida es que siempre he vivido rodeada de telas, hilos, agujas, alfileres, botones, patrones, revistas de moda… De todas esas cosas que utiliza una modista para realizar sus creaciones, mi madre era una gran modista.

Hace poco me preguntaron cuál era el sitio, o lugar, que más recordaba de mi infancia. Mi contestación no pudo ser otra… Sentada al lado de mi madre en su taller de costura, pero además desde muy pequeñita.

taller de costura

Me encantaba observarla mientras ella hilvanaba una prenda, hacía patrones o cosía las prendas con sus manos de artista, mientras que de fondo, siempre, se escuchaba la radio.   

hilos y tijera

Su imagen con las gafas medio caídas, alfileres y agujas prendidas de su jersey y llena de hilitos que se enredaban incluso en su pelo y altamente concentrada es uno de los recuerdos que más ternura y amor me provoca.

Con el paso de los años le ayudaba a quitar esos hilvanes, a recoger con un imán en forma de herradura las agujas, o alfileres, que se le habían caído al suelo. Me apasionaba poner los patrones en tela e incluso a ser su maniquí para poder realizar los arreglos que cada clienta necesitaba.

¡Me encantaba pasar ese tiempo con ella!

Siempre que tenía que comprar material le acompañaba a comprar telas. Para mi entrar en esas tiendas era cono entrar en un mundo mágico, todo lleno de colores, de texturas y formas diferentes. Recorría la tienda fantaseando con los vestidos que se podían hacer con cada una de esas maravillosas telas y me imaginaba en un teatro vestida con ellos, como si fuese una bailarina dando vueltas, saltos, piruetas….

¡¡¡Era como un sueño!!!

niña bailando

Era un mundo de fantasía y magia tal que lo de Harry Potter se queda como un mundo de aficionados comparado con mi universo de fantasía de colores y tela.

Veía una y otra vez todas aquellas revistas de moda que mi madre tenía en casa y creaba en mi mente los vestidos que me gustaría ponerme, con todos aquellos patrones, mezclando las partes de los vestidos, una cuerpo de aquí una falda de allí… mejor con este escote y este color… y tras terminar el nuevo modelo me imaginaba poniéndomelo y saliendo al escenario con él.

¡Qué mundo tan ideal donde podía crear, imaginar, soñar y escoger todo lo que me gustaba!

Poco a poco comencé a plasmar esos diseños imaginarios en un papel y mi madre, con su maravilloso don, sacaba los patrones de esos dibujos que yo creaba y los hacía realidad.

Al final el sueño se hizo realidad.

Al cabo de los años mi pasión por el baile me llevo a salir al tan ansiado escenario, ya no lo tenía que imaginar, y pude hacerlo llevando los diseños creados en mi mundo mágico, gracias a la capacidad artística de mi madre.

Uno de los vestidos realizados por nosotras después de un estreno.

No sé cómo poder expresar el nivel de orgullo y la emoción que se siente cuando te bajas del escenario y, tras las felicitaciones, la gente te comenta la belleza de tu vestido y puedes decir lo hemos creado entre mi madre y yo.

Por todo esto quiero terminar diciendo…

¡Muchas gracias mamá, porque gracias a tus enseñanzas y tus mágicas manos he podido hacer mis sueños realidad!